Durante su destierro de Castilla, Rodrigo creó una hueste de guerreros que luchaban a sus órdenes. Con ellos estuvo un tiempo al servicio del rey islámico de Zaragoza y los musulmanes le aplicaron el título de Sidi (señor), del que deriva el sobrenombre de Cid.
Más adelante, luchó contra los almorávides y conquistó el reino taifa de Valencia. La personalidad de Rodrigo Díaz impresionó a los castellanos y los juglares cantaron sus hazañas, reflejadas en el Cantar de Mio Cid.
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