Por el Camino circulaban centenares de peregrinos y para atender sus
necesidades se crearon hospederías, hospitales y una gran cantidad de
iglesias. También surgieron núcleos fijos de artesanos y mercaderes.
La catedral de Santiago es un imponente edificio románico de planta
de cruz latina y cabecera con girola, típica de las iglesias de
peregrinación.
A los peregrinos, tras llegar a Santiago después de tan largo y penoso
viaje, les llenaba de admiración la visión de las esculturas del Pórtico
de la Gloria, cuya belleza parecía realmente trasladarlos a la morada
divina.
Los peregrinos recorrían la catedral por uno de sus lados, hasta llegar
a la girola, en cuyo espacio central se encontraba el sepulcro del Apóstol, y volvían a salir por el lado contrario.
La afluencia de visitantes a la catedral era tan grande que, al igual que
en otros templos, fue habitual mantener un gran incensario en
movimiento para purificar el ambiente, enrarecido por el olor de la
muchedumbre. Éste fue el origen del conocido Botafumeiro
compostelano.
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