La gran obra de estilo mudéjar de Andalucía es el Alcázar de Sevilla.
El inicio de su construcción se remonta al reinado de Alfonso X, en el s. XIII. Posteriormente, se continuaron los trabajos de construcción bajo el reinado de Alfonso XI, ya en el s. XIV. Pero fue Pedro I de Castilla, a mediados del s. XIV, quien ordeno las principales reformas que convirtieron el Alcázar de Sevilla en el actual palacio real.
Esta sucesión de intervenciones en el tiempo han provocado la mezcla de diferentes tendencias del arte musulmán que tiene el Alcázar, como el califal y el almohade.
El palacio se estructura alrededor de dos patios, el de las Doncellas, y otro más pequeño denominado de las Muñecas. En la confluencia de ambos se encuentra el magnífico Salón de los Embajadores.
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